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Desde 2019, han venido aumentando las tentativas del gobierno chino por influir en los medios de la mayoría de los 30 países estudiados, aunque el contraataque democrático suele frenar el impacto.
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WASHINGTON — El Partido Comunista Chino (PCC) está acelerando su campaña global, calculada en miles de millones de dólares, encaminada a moldear la opinión pública y así asegurar tanto el dominio del poder en China como sus prioridades políticas en el extranjero. Sin embargo, tanto periodistas locales como activistas de la sociedad civil, gobiernos y consumidores de noticias rechazan estas tentativas, según un nuevo informe lanzado hoy por Freedom House.
El informe Beijing’s Global Media Influence: Authoritarian Expansion and the Power of Democratic Resilience (Influencia de Pekín sobre Medios Globales: Expansión Autoritaria y Poder de la Resiliencia Democrática) encontró que el gobierno de la República Popular China y sus representantes están utilizando tácticas cada vez más intrincadas, encubiertas y coactivas—al igual que censura e intimidación intensas, despliegue de cuentas falsas en redes sociales y aumento de contenido respaldado por Pekín distribuido masivamente en los principales medios—con el fin de divulgar discursos en pro del PCC, promover falsedades y suprimir coberturas noticiosas desfavorables.
“Pekín ha redoblado su campaña para controlar su imagen ante el mundo y pretende someter a los medios a su antojo,” señaló Michael J. Abramowitz, presidente de Freedom House. “Estos intentos buscan silenciar las críticas contra el régimen y convertir a los medios independientes en cómplices del Partido Comunista Chino. Aunque tanto periodistas como algunos gobiernos están resistiendo, es indispensable hacer un mayor esfuerzo por impedir que la influencia de Pekín mine el periodismo objetivo sobre el estado más poderoso y autoritario del mundo y sus actividades en el extranjero.”
De los 30 países analizados, se encontró que en 16 países la intensidad de los intentos de incidencia del PCC en los medios era Alta o Muy Alta, mientras otros 18 países soportaron mayor influencia durante el período 2019–21 cubierto por el estudio. Taiwán, los Estados Unidos y el Reino Unido sufrieron los embates más intensos, pero también fueron documentados embates intensos en Nigeria, España, Italia, Kenia, Filipinas y Argentina, reflejando el alcance global de las ambiciones de Pekín.
Según el informe, mientras la campaña de influencia del gobierno chino se intensifica, su impacto se mitiga en las democracias del mundo. Todos los países estudiados mostraron al menos una forma de reacción activa para frenar los intentos de Pekín. Esta resiliencia democrática ha obstaculizado los intentos del PCC por incidir en la opinión pública y a partir de 2018 las opiniones favorables a China o su gobierno han disminuido en la mayoría de los países estudiados.
Periodistas, comentaristas, grupos de la sociedad civil, reguladores, empresas de tecnología—y en menor medida, legisladores—están contribuyendo a este rechazo mediante acciones como investigaciones sobre pagos opacos realizados a las élites locales por entidades ligadas a China, cancelación de acuerdos para compartir contenido con agencias noticiosas chinas, aplicación de medidas regulatorias de difusión y condena pública a los intentos de intimidar a periodistas por parte de diplomáticos chinos. En todo el mundo existe evidencia de dicha resiliencia—en salas de redacción de Kenia, Perú y Filipinas, en los parlamentos de Australia, Italia y Kuwait, y en programas de capacitación en periodismo en Túnez, Sudáfrica y Nigeria.
“Muchas democracias no están indefensas frente a los intentos de injerencia sobre los medios por parte de Pekín,” señaló Sarah Cook, una de las autoras del informe y directora de investigación de Freedom House para China, Hong Kong y Taiwán. “Tanto periodistas como grupos de la sociedad civil están captando recursos de forma creativa con el fin de detener la dimensión problemática de los esfuerzos del Partido Comunista Chino. No obstante, en algunos países, los actos nocivos por parte de líderes políticos o propietarios de medios están debilitando las defensas naturales de la democracia contra la influencia autoritaria. Este momento es crucial. Los gobiernos y las sociedades del mundo deberían incrementar la transparencia y protección de la libertad de prensa y la libre expresión. Más democracia, que no menos, es la respuesta a la campaña de Pekín,
encaminada a controlar las noticias y la información a nivel mundial.”
El nuevo informe ofrece la evaluación más exhaustiva realizada hasta la fecha acerca de la influencia global en los medios por parte de Pekín y la forma en que las democracias están respondiendo. Para su elaboración, recurre a investigaciones de medios, entrevistas, publicaciones académicas, fuentes del gobierno chino e investigaciones en el terreno, adelantadas por analistas locales en 30 países, distribuidos en seis regiones del mundo, que han sido calificados como Libres o Parcialmente Libres por el índice de Freedom House que aparece en el informe Freedom in the World (Libertad en el Mundo). Incluye estudios a fondo de cada uno de los 30 países, donde establece la escala y el alcance del empeño del PCC por incidir en los medios, además de la fortaleza de la respuesta local, y al mismo tiempo los califica como Resilientes o Vulnerables. El informe también
ofrece recomendaciones acerca de la forma en que las democracias pueden mejorar sus resultados.
Otros hallazgos del informe:
- Se amplía la lista de aquellos que contribuyen a los intentos de Pekín por imponer su influencia. Autoridades de Hong Kong, empresas con estrechos vínculos con el PCC, como Huawei, funcionarios locales y ejecutivos de medios de comunicación fuera de China se han unido a los diplomáticos y representantes gubernamentales chinos en un intento por suprimir reportajes negativos o inclinar el discurso de los medios a favor de Pekín. Desde 2019, se ha venido observando el incremento de ciertas tácticas, como el ciberacoso por medio de troles proclives al PCC y la amplificación de publicaciones colgadas en cuentas falsas de redes sociales vinculadas al estado chino.
- Aunque los intentos de Pekín por influir en la opinión pública se quedan cortos, éstos representan otras amenazas contra la libertad de expresión. Desde 2018, en 23 de los 30 países, la opinión pública sobre China o su gobierno ha decaído, lo cual apunta hacia un rendimiento comparativamente pequeño en relación con la cuantiosa inversión realizada por el PCC con el fin de moldear las opiniones externas. No obstante, en muchos países, los proyectos de incidencia en los medios emprendidos por Pekín han obtenido mejores resultados en lo que se refiere a limitar los reportajes y comentarios originales negativos sobre China, mediante el dominio de los medios publicados en idioma chino, lo cual sienta las bases para ejercer más manipulación.
- La capacidad de las democracias para contrarrestar la influencia del PCC sobre los medios es peligrosamente dispar. Apenas la mitad de los países analizados en el estudio alcanzaron la calificación de Resiliente, mientras la otra mitad calificaron como Vulnerable. Aunque Taiwán enfrentó los embates más intensos del PCC, también montó la respuesta más sólida, seguido en ambos aspectos por Estados Unidos. Nigeria calificó como el más vulnerable a las campañas de incidencia de Pekín, mientras Senegal obtuvo la capacidad más débil de resiliencia subyacente.
- Las repuestas inadecuadas de los gobiernos aumentan la vulnerabilidad de los países o exacerban el problema. A pesar de que la legislación local que protege la libre expresión restringe los intentos de Pekín, la reducción de la libertad de prensa y los vacíos de regulación de los medios han socavado la resiliencia democrática y abierto más oportunidades para la futura influencia del PCC sobre los medios. En 23 países, algunos líderes políticos han lanzado ataques contra los medios internos o expresado preocupación legítima sobre la intención del gobierno chino de imponer restricciones arbitrarias, intimidar canales de difusión cruciales o alimentar el sentimiento xenófobo.
Véanse todos los hallazgos del informe aquí.
El informe identifica una serie de medidas que las democracias pueden tomar para responder más eficazmente a los esfuerzos de injerencia de Pekín, como el fortalecimiento del conocimiento sobre China dentro del país, el apoyo al periodismo investigativo, el incremento de la transparencia sobre la propiedad de los medios, la oposición a las campañas de desinformación y el fortalecimiento de la protección de la libertad de prensa. Recomienda que los gobiernos resistan los duros embates que limitan el acceso a la información o chocan con los principios de derechos humanos y por el contario forjen uniones con la sociedad civil y los medios que garanticen que todas las respuestas legislativas y políticas fortalezcan las instituciones democráticas en lugar de debilitarlas.
Véanse todas las recomendaciones dirigidas a los medios, los gobiernos, la sociedad civil y las empresas tecnológicas aquí.
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