Fui a Ferguson, no para dirigir, sino para seguir el liderazgo de los jóvenes que organizaron las protestas. Al trabajar con estos jóvenes, me di cuenta de que el Dios que estaba presente en Ferguson era el Dios de la rebelión, el Dios que retó el estatus quo, el Dios que dijo, Ya basta, no puedes seguir tratando a mis hijos de esta manera. Recientemente, pude reflexionar sobre mi tiempo en Ferguson con un par de organizadores que conocí allá. Cuando estaba luchando con el hecho de que la mayoría de nosotros nunca llegamos a conocer realmente a Mike Brown porque su vida fue tan corta, T-Dubb-o, un compañero organizador, compartió algo verdaderamente profundo: Nos encontramos con Mike Brown todos los días. El problema es que se le pasa por alto, de la misma manera que se le pasó por alto cuando estuvo aquí en la Tierra. Era el joven negro promedio en San Luis que intentaba salir adelante, sin nadie que creyera en sus sueños más que él mismo y sus amigos que harían cualquier cosa por él... Tenemos que encontrar la manera para evitar que sucedan estas tragedias. En lo que respecta a este trabajo, las personas sólo aparecen cuando estamos muertos. Aparecen cuando ya es demasiado tarde, cuando hemos respirado por última vez, cuando estamos sangrando en el suelo. Pero cuando tenemos que vender drogas para poder comprar un sándwich, o unos zapatos, o ropa, o cualquiera que sea la situación, es cuando las personas tienen que empezar a aparecerse. Ahí es cuando la fe es más importante. Tantas personas con las que hablé en Ferguson describieron su trabajo allí como algo transformador para su fe. Para T-Dubb-o, esto amplió su fe para creer que existían otras personas que lucharían a su lado en contra de la injusticia. Acompáñeme el Lunes, 9 de Agosto a las 4 p.m. Hora del Este para escuchar cómo Ferguson continúa transformando mi fe y me reta a seguir trabajando para evitar que estas tragedias sucedan. |