Un estudio reciente muestra que, desde que el expresidente Trump empezó con la retórica antiinmigrante en su campaña presidencial, los inmigrantes y migrantes que carecen de autorización para vivir y trabajar en Estados Unidos comenzaron a evitar la atención médica. Poco después, en las salas de emergencias para niños se vio un aumento de visitas de familias sin autorización. En lugar de atender los problemas de salud con anticipación, lo que normalmente cuesta menos y cuyos tratamientos suelen ser más eficaces, las familias retrasaron la atención, haciendo necesaria una visita a la sala de emergencias.
El miedo y la ansiedad entre los pacientes inmigrantes y migrantes ha sido un tema constante en nuestra encuesta anual Taking a Pulse (Tomando el pulso). Durante cuatro años, la Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes (MCN, por sus siglas en inglés) ha oído hablar a médicos de todo el país sobre el acceso interrumpido a la atención médica, la cual está siendo evitada por miedo o por la angustia de poner en peligro el estatus migratorio, y demás.
¿Qué ha cambiado este año? A medida que aumenta la disponibilidad de las vacunas contra la COVID-19 y el gobierno de Biden cambia la retórica en torno a la inmigración, promoviendo políticas para proteger a inmigrantes, migrantes y refugiados, ¿cómo se ve afectado el acceso a la atención médica?
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