Honduras 2009-2020
11 years of U.S./Canadian-backed dictator, repression, exploitation
11 years of resistance and solidarity
"The government can't combat corruption because corruption is the government"
11 years, and counting, of repressive, corrupt, ‘open-for-global-business’ regimes in Honduras,
backed and legitimized fully by the U.S., Canada and the “international community”.
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Honduras 2009–2020: Dictator, Resistance and Solidarity
11 Years of Resistance and Solidarity
Statement by the Honduras Solidarity Network. June 28, 2020
(Espanol, abajo)
Eleven years ago today (June 28), Honduras was turned upside down by a military/political coup against President Manuel Zelaya Rosales.
This coup was strongly supported by the US Government led by President Barack Obama and Secretary of State Hillary Clinton and the Canadian government led by Prime Minister Stephen Harper and Minister of State of Foreign Affairs Peter Kent.
The coup pushed aside many reforms that had been made or begun by President Zelaya in consultation with Honduran social movements such as an increase in minimum wage, land reform, gender equality, increased rights for indigenous communities and efforts to reduce the costs of living for the poor. The goal of the coup was also to crush the hopes for a deeper change in Honduras and the refoundation of the country through constitutional change and a popular constituent assembly.
The response of the people and their organizations from the Garifuna Caribbean coast, to the Lenca people’s mountains, from campesino communities across the country, to urban youth, trade unions, women’s and LGBTI organizations was to take to the streets in massive numbers starting the day of the coup, June 28, 2009.
Over the last 11 years, Hondurans have returned to the streets over and over again, despite massive migrations, electoral frauds, assassinations, disappearances, repression, and now, in the 11th year of the coup, a narco-dictatorship during a pandemic.
Since the coup, some things have been constant from the dictatorship: militarization, criminalization of activists, neoliberal privatizations and the growth of an extraction economy. All this with U.S.-trained police, military police and military on the streets, violently abusing Hondurans for everything from protesting to being on the street without a face mask.
There are still 11 political prisoners held in pretrial detention and hundreds who still face serious charges from the 2017 electoral fraud protests in 2017 and 2018.
Impunity for the powerful and political elite continues with no justice and virtually no investigations of the hundreds of assassinations/disappearances from 2009 to 2020.
The highest profile assassination since the coup, that of indigenous leader Berta Caceres, still has not seen the prosecution of the intellectual authors or financiers of her murder; her organization and COPINH’s communities continue to be threatened and harassed.
In 2019-2020 at least 11 Garifuna activists were assassinated in impunity.
Journalists are threatened and physically attacked and members of the political opposition are continually harassed and threatened.
The military has been given control of significant monies for the agricultural sector while campesinos are killed, arrested and evicted, also in impunity.
In 2020, the criminal nature of Juan Orlando Hernandez (JOH)’s dictatorship is now more exposed than ever with high profile prosecutions in New York of his brother and their drug trafficking business associates.
But, despite the blatant and documented violations of human rights, of corruption, and of drug trafficking, the US government continues its public, economic and military support for Hernandez. The Canadian government refuses to speak or publicly denounce the abuses committed by JOH.
Meanwhile, JOH has taken advantage of the COVID19 epidemic to further militarize the country, giving the army more power and restricting protests, and destroying the livelihood of the poor (more than 60% of the population) while restricting the small amounts of relief funds to those who support his political party.
Still, resistance continues and the people continue to organize. Over the years, new coalitions and movements have formed and joined the resistance in a fight against dictatorship. This fight continues in the streets, the countryside and in the electoral realm.
The Honduras Solidarity Network has been standing with the Honduran people’s resistance since 2009. We continue to fight for the US government and the Canadian government to stop supporting dictatorship and any use of our tax dollars for violence in Honduras. One tool in that fight in the US is our continued support for the Berta Caceres Human Rights in Honduras Act in the House of Representatives.
Our member organizations continue to demand an end to impunity in Honduras and justice for Berta Caceres and for all those assassinated and disappeared or imprisoned and persecuted by the dictatorship. We accompany the struggles against mining, megaprojects and for land rights and all the demands of the Honduran people and their organizations that fight for a new, transformed, and ‘refounded’ Honduras. "
For more historical and recent information on Honduran resistance and solidarity see the HSN website and its links to member organization sites and other information.
Tw: @hondurassol
FB: https://www.facebook.com/HondurasSolidarityNetwork
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Dictadura, Resistencia y Solidaridad, 28 de Junio 2020
Red de Solidaridad con Honduras (HSN)
Hace once años, Honduras se puso de cabeza por un golpe político-militar contra el Presidente Manuel Zelaya Rosales. Este golpe recibió un fuerte apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, encabezado por el Presidente Barack Obama y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, y del Gobierno del Canadá, encabezado por el Primer Ministro Stephen Harper y el Ministro de Estado de Relaciones Exteriores Peter Kent.
El golpe hizo a un lado muchas reformas iniciadas por el Presidente Zelaya en consulta con los movimientos sociales hondureños, como el aumento del salario mínimo, la reforma agraria, la igualdad de género, el aumento de los derechos de las comunidades indígenas y los esfuerzos para reducir el costo de vida de los pobres. El golpe también tenía la meta de aplastar las esperanzas de un cambio más profundo en Honduras y la refundación del país a través de un cambio constitucional y una asamblea popular constituyente.
La respuesta del pueblo y sus organizaciones de la costa caribeña garífuna, de las montañas del pueblo lenca, de las comunidades campesinas de todo el país, de la juventud urbana, de los sindicatos y de las organizaciones de mujeres y LGBTI fue tomar las calles en forma masiva a partir del día del golpe, el 28 de junio de 2009.
En los últimos 11 años, el pueblo hondureño ha vuelto a las calles una y otra vez a pesar de las migraciones masivas, los fraudes electorales, los asesinatos, las desapariciones, la represión y ahora, en el 11 año del golpe, una narco-dictadura durante una pandemia.
Desde el golpe, algunas cosas han sido constantes de la dictadura: la militarización, la criminalización de los activistas, las privatizaciones neoliberales y el crecimiento de una economía de extracción. Todo esto con la policía entrenada por los Estados Unidos, la policía militar y los militares en las calles, abusando violentamente de los hondureños para todo, desde protestar hasta estar en la calle sin cubrebocas.
Todavía hay 11 presos políticos en prisión preventiva y cientos de personas que todavía enfrentan graves cargos por las protestas en contra del fraude electoral en 2017 y 2018. La impunidad de los poderosos y la élite política continúa sin que se haga justicia y prácticamente sin que se investiguen los cientos de asesinatos y desapariciones que se produjeron entre 2009 y 2020. El asesinato de más alto perfil desde el golpe, el de la líder indígena Berta Cáceres, aún no ha visto acción en contra de los autores intelectuales o financieros de su asesinato. COPINH y sus comunidades siguen siendo amenazadas y acosadas.
Entre 2019 y 2020, al menos 11 activistas garífunas fueron asesinados en la impunidad. Los periodistas son amenazados y agredidos físicamente, y los miembros de la oposición política son acosados y amenazados continuamente. Se ha dado a los militares el control de importantes sumas de dinero para el sector agrícola, mientras que los campesinos son asesinados, detenidos y desalojados, también en la impunidad.
En 2020, la naturaleza criminal de la dictadura de Juan Orlando Hernández (JOH) está ahora más expuesta que nunca con los juicios en Nueva York en contra de su hermano y sus socios en el negocio del narcotráfico.
Pero, a pesar de las flagrantes y documentadas violaciones de los derechos humanos, de la corrupción y del narcotráfico, el gobierno de los Estados Unidos continúa su apoyo público, económico y militar a Hernández. El gobierno canadiense se niega a hablar o a denunciar públicamente los abusos cometidos por JOH. Mientras tanto, JOH ha aprovechado la epidemia de COVID-19 para militarizar aún más el país, proveyendo de más poder al ejército, restringiendo las protestas y destruyendo los medios de vida de los pobres (más del 60% de la población), al tiempo que dirige las pequeñas cantidades de fondos de ayuda sólo para quienes apoyan a su partido político.
Aún así, la resistencia continúa y el pueblo sigue organizándose. A lo largo de los años, se han formado nuevas coaliciones y movimientos que se han unido a la resistencia en la lucha contra la dictadura. Esta lucha continúa en las calles, en el campo y en el ámbito electoral.
La Red de Solidaridad con Honduras ha estado al lado de la resistencia del pueblo hondureño desde 2009. Seguimos luchando para que los gobiernos de los Estados Unidos y de Canadá dejen de apoyar la dictadura y cualquier uso de nuestros impuestos para promover la violencia en Honduras. Una herramienta en esa lucha dentro de los EE.UU. es nuestro continuo apoyo a la Ley por los Derechos Humanos en Honduras Berta Cáceres en la Cámara de Representantes.
Los grupos miembros de la Red continúan exigiendo el fin de la impunidad en Honduras, justicia para Berta Cáceres y para todas aquellas personas asesinados, desaparecidos, encarcelados o perseguidos por la dictadura. Acompañamos las luchas contra la minería, los megaproyectos; por el derecho a la tierra, por todas las demandas del pueblo hondureño y de las organizaciones que trabajan por una Honduras nueva, transformada y refundada.
Para obtener más información histórica y reciente sobre la resistencia y la solidaridad con el pueblo hondureño, visite el sitio web de HSN, sus enlaces a los sitios de las organizaciones miembros y otra información.
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Rights Action’s Covid19 response fund
Supporting indigenous & campesino communities, Honduras & Guatemala
Updated: June 12, 2020,
Tax-Deductible Donations (Canada & U.S.)
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