Cuando el presidente Biden presentó su proyecto “Dirty Debt Deal”, “Acuerdo de Deuda Sucia”, al Congreso en mayo, el GGJ unió sus fuerzas a 175 organizaciones climáticas para pedir la aprobación de un Proyecto de Techo de Deuda Limpia” en la Cámara de Representantes. Nuestros miembros se movilizaron para que el Senado rechazara el terrible proyecto de ley que, en última instancia, daba luz verde al oleoducto “Mountain Valley Pipeline”, erosionaba las protecciones medioambientales y afectaba a los pobres y a la clase trabajadora con medidas de austeridad. A principios de este mes,
nuestro director de Política, Adrien Salazar, se unió a las comunidades de primera línea que exigían soluciones reales en la reunión de las Naciones Unidas sobre el cambio climático convocada en Bonn (Alemania). Entre un distinguido panel de expertos, Adrien amplificó las voces de los miembros afectados por las crisis climáticas y arrojó luz sobre el desmesurado papel del ejército de Estados Unidos en las emisiones contaminantes mundiales. Desde 2001, el ejército estadounidense representa entre 77% a 80% del consumo total de
energía del gobierno federal. No podemos detener el caos climático sin desmilitarizar y reorientar la financiación militar hacia medidas que sostengan la vida en lugar de causar muerte y destrucción. También es hora de que las empresas de combustibles fósiles proporcionen reparaciones climáticas a las personas a las que han perjudicado. Las reparaciones climáticas podrían redirigir 170 mil millones de dólares de vuelta a las comunidades de primera línea en todo el mundo, garantizando que los responsables de la crisis climática rindan cuentas. |